El Extranjero

El porqué del tiempo, queda indefinido cuando somos atemporales y sin dimensión.

Momo

- ¿A dónde vas? - Le preguntó a Casiopea. - Al futuro, a encontrarte...

Los Distorsionadores

Requería, quizás, una pluma feroz y viva. Jugar con lealtades absolutas, insultos prestos, ingenio y viveza en el resultado de su ataque a otros...

El amor y el pacto

El monstruo dormía latente mientras no mirara la luna. Hubo un pacto silencioso de los números. No le dijiste a qué se debía. Era un susurro...

Cómo jugamos en este blog

Las reglas de este juego no pueden ser más simples: queremos seres pensantes, propios, de inteligencia viva que sepan aportarnos su personal punto de vista.

Tus dulces miedos



Esa luz quema mis manos,
la oscuridad moja mis penas sobre el frío de este enero.

Los besos ausentes hacen sombras en lo hondo del silencio,
cargando estrellas mientras derrites la humildad de mis sueños.
¡Deja alma mía, que mis ojos lloren esta pasión infame!
que marchite los segundos, que acabe divinidad del cielo mismo.


Mira cómo la tristeza, oprime entre tus senos blancos la reliquia de mi cuerpo,
como mi boca choca entre los muros de tu sangre,
mientra la nube espesa y me deja en agonía.

Mientras los amantes confían en lo impenetrable del romance,
¿qué ocultas en ese laberinto de tus miedos?

¿es acaso el espacio de tu amor, que no me dejas llenar?


Si mi boca pudiera hacer cambiar el rumbo de tus ideas,
entenderías  que infinito existe dentro de tu alma,
después besaría tus pies, mientras mi voluntad hace nuestro camino.
Mientras tus muslos caminan por los aires y mi alma se une con la tuya.

                                                                                                                                 @javierguizar

Suicidas por accidente...

Encuentra los ocasos en los encuentros.


Y así, me encontré con una historia, tantas veces repetida y con ella tantos silencios. Me han dicho que debo escribir las sonrisas, no sólo las penas. Nunca me había tocado verlo desde un lugar ajeno de expectador, intentando no juzgar.


Herman Hesse nos decía en el lobo estepario que existían dos tipos de suicidas, aquellos cuya naturaleza les impedía disfrutar la vida, y la penaban siempre, muertos en vida, anhelándola, pero jamás jalando el gatillo. Estos seres morían todo el tiempo, sin que se atrevieran nunca a verdaderamente escapar.

Y luego estaban los suicidas por accidente. Aquellos arrinconados por situaciones extremas y quizás efímeras. Un detonador que les quiebra la burbuja y los obliga a brincar, jalar el gatillo, poner la soga al cuello, tomar el veneno o abrirse las venas.

Siempre he despreciado a los suicidas... me parecen cobardes, egoístas y vengativos. Porque su muerte es un acto de venganza en contra de los vivos, su muerte es un anhelo de lastimar en el alma a aquellos que los aman y los necesitan. Ellos firman su frase final y "se escapan",  dejan en esta dimensión culpabilidad, duelo, marcas indelebles, que no se borrarán nunca. Me parecen infinítamente crueles.

Recientemente, alguien importante para mí sufrió la huída de su alma gemela.
Está desolado, porque logró disuadir muchas veces el romance de la muerte, y esta vez, no lo logró.

Está desolado, porque lo extraña. Porque no hay peor duelo que el que no sabe expresarse. Y el luto tiene razón de ser. Yo no he podido hacer gran cosa. Comencé por negarlo. Eso NO ocurrió. Dije tajantemente. Esa negación de la muerte que me persigue de manera inmadura, sin importar las eras que pasen. Mi amigo tuvo entonces que defender una realidad aterradora: era real, había pasado. Su peor pesadilla, aquella que en las largas noches de desvelo se asomaba temeraria, cumplió su amenaza.
No quise provocarle más dolor... pero...
El tributo de sus alas en pena, es lo único que puedo ofrecerle, eso y un abrazo constante y absoluto.

Y la promesa que este dolor, como todo, también cambiará...

MIentras tanto, para tí, Leo, con cariño:


“Camino de las lágrimas” de Jorge Bucar,  20 recomendaciones para sobrevivirle: 
  1. Permítete estar de duelo: dáte permiso para sentirse mal, necesitado, vulnerable..
  2. Abre el corazón al dolor: expresa las emociones que surjan en lugar de reprimirlas.
  3. Dáte tiempo para recorrer el proceso de duelo y sobre todo aprovechar ese tiempo para superar el duelo.
  4. Sé amable contigo mismo, no te olvides de quererte a ti mismo, lo que implica también ser paciente con respecto a la superación del dolor.
  5. No tengas miedo de volverte loco: las emociones y sensaciones de tristeza, enojo y dolor son normales en esas circunstancias.
  6. Aplaza algunas decisiones importantes, ya que no se tiene el 100% de la concentración.
  7. No descuides tu salud (física y emocional).
  8. Agradecer las cosas pequeñas que siguen existiendo en nuestra vida. Perdónate, nadie tuvo la culpa.
  9. No temas pedir ayuda.
  10. Se paciente con los demás, algunos también están sufriendo por nuestra pérdida y otros tratan de ayudarnos aún sin saber cómo hacerlo.
  11. Dáte tiempo para descansar y paulatinamente para empezar a tener momentos de esparcimiento
  12. Confiar en nuestros recursos para salir adelante (en caso de que no sean suficientes volver a recordar que podemos pedir ayuda)
  13. Acepta lo irreversible de la pérdida.
  14. Ten en mente que elaborar la pérdida (seguir nuestra vida de manera “feliz”) no es olvidar.
  15. Aprende a vivir “de nuevo”, lo que implica aprender a vivir sin algo o sin alguien, de otra forma, y que esta forma sea positiva para nosotros.
  16. Céntrate en la vida y en nuestros seres que amas que siguen vivos. ¡Vive!
  17. Define tu significado con respecto a la muerte.
  18. Vuelve a tu fe.
  19. Busca las puertas abiertas: estate atentoa las oportunidades o cosas buenas que la vida que se nos irá presentando.

Un eterno abrazo de una criatura a otra. Estarás bien. Lo prometo.


Elisa.

El Luto

 Te tengo en silencio en mis manos sin nombre. Me ahoga encontrarte. Es algo que me destroza de vez en vez, no todo el tiempo. El corazón se vuelca en tu pensamiento. Daría la vida por volver a verte, si la tuviera.  Daría mi respiración, mi aliento, mi sonrisa, mi llanto, mis manos, mi sueño, mi pasado y mi presente, por sólo un segundo más de realidad contigo. Te extraño tanto.

Es una noche inquietante. En noches como estas, tú y yo jugábamos a amanecer. Amanecías en mí y yo en tus ojos. El universo entonces, cobraba sentido. Todo ese mundo ahora es imaginario. A veces, me pregunto si exististe. A veces, como ahora, me doy cuenta que mi vida es un alud de consecuencias de ese momento, cuando dejamos de respirar, cuando empezaron a bajar la caja a ese agujero negro donde nos comen los gusanos. Siempre  creíste en la cremación. He perdido la batalla, volví a fallarte. No cenizas, sino carne podrida para los gusanos... a veces, pienso en eso. A veces imagino en el sueño eterno, que, en realidad, eres la ceniza del último cigarro de la cajetilla que fumo despacio y con extremo placer. Pero es sólo un sueño.

  La procesión...  lamentos y llanto, el dolor nubló la memoria, por eras, no recuerdo casi nada, todo es borroso. El tiempo carece de sentido desde hace tanto. Son como imágenes difusas,  un vago recuerdo que parece pertenecer a otra vida.  Dicen que hay un período de duelo. Dicen que la negación da paso al enojo ,al dolor y al último, la aceptación.  Yo no sé cómo hablan de eso, pretendiendo saber. Sólo sé que el tiempo se detuvo en el reloj y la respiración en mi pecho, sólo sé que este mundo no es creíble sin ti, y que nunca jamás volveré a verte. Y eso, me parece completamente imposible.

Por eso no creo en las teorías del duelo: yo no sé cuánto tiempo puede pasar para que olvide ese último beso, o la última sonrisa, o el llanto o la ira en tus ojos. No sé  qué calendario hará que levante la vista y me dé cuenta y acepte que un pedazo de mí misma  no existe más: que tus manos no volverán a deslizarse en mi piel...

No tiene ningún sentido: ¿porqué demonios  sigo existiendo? Malditos suicidas... enseñando que muriendo se escapan. Nos han engañado.


No me seguirás en esta vida sin muerte, como a la muerte en vida. Te encarnaste en la piel hasta tatuar el alma, y nada me queda ya, más que pensarte... y en noches como hoy, velarte de nuevo. A tantos años luz de tu partida.

¿Porqué tu corazón sigue latiendo? Porque la naturaleza es absurda, y después del día que me encontraste, sigues aquí...

Lo siento tanto. Si pudiera volver el tiempo atrás, sabiendo todo el dolor que te causaría, no lo hubiera hecho.

Dicen que lo superarás, pero yo sé que es inútil: no hallas vida en ti, desde que morí...