El Extranjero

El porqué del tiempo, queda indefinido cuando somos atemporales y sin dimensión.

Momo

- ¿A dónde vas? - Le preguntó a Casiopea. - Al futuro, a encontrarte...

Los Distorsionadores

Requería, quizás, una pluma feroz y viva. Jugar con lealtades absolutas, insultos prestos, ingenio y viveza en el resultado de su ataque a otros...

El amor y el pacto

El monstruo dormía latente mientras no mirara la luna. Hubo un pacto silencioso de los números. No le dijiste a qué se debía. Era un susurro...

Cómo jugamos en este blog

Las reglas de este juego no pueden ser más simples: queremos seres pensantes, propios, de inteligencia viva que sepan aportarnos su personal punto de vista.

No Odies a quien Llora por París

Aún estoy en shock.
Después de la tragedia de parís, toda mi fe recibió una puñalada en la espalda. ¿Qué le ha pasado a los mexicanos? ¿Estas son las personas que con amor y ciegamente ayudaron a que una nena volviera a caminar? ¿Desde cuándo en lugar de sacar lo mejor, sacan lo peor de ellos? ¿Porqué odiamos tanto? ¿Nos desgarramos las vestiduras por los comentarios xenófobos de Trump, y miren cómo reaccionan ante la muestra de la solidaridad para el pueblo francés.
Una amiga me dijo que no era excusa, pero que los mexicanos estamos lastimados y tristemente, nos hemos convertido en "haters" de todo.
La reacción de muchos de nosotros con la espantosa tragedia en París, fue como la de un animal malherido. ¿Porqué te importan estos y no los otros? ¿Porqué haces menos a los 43? ¿porqué no mencionas a Beirut, o a Siria, o a Irak, etc,etc, etc.)?
¿A poco los franceses pondrían tu bandera? ¡Ay si, ahora muy francés, porque está de moda! Gente, amigos, que considero pensantes, usando humor ácido, o burlándose de los que estábamos embargados de dolor. ¿Cómo puede no dolerles?
Tanto odio, tantas malas palabras, tanta "indignación" patriotera...
¿Porqué estamos tan lastimados? ¿No podemos entender el horror de ir a comer a un restaurante y acabar asesinado? ¿Un concierto de rock? ¿Un partido de futbol? ¿Qué tal una copa?
Nosotros tenemos nuestro propio horror en casa. Pero a diferencia de los Parisinos y turistas que murieron el viernes, nosotros dejamos entrar al monstruo hasta la cocina y les dimos las llaves de nuestra vida. Votamos por ellos, ¿recuerdan? Les dimos el poder.
El único pecado de estos parisinos fue salir un viernes en la noche. Por una copa, un concierto, un partido de futbol, una cena, o una caminata nocturna.
¡Claro que duele! Y leo comentarios de reproche: ¿porqué rezas por Paris? ¿Y México qué? ¿y Líbano? ¿Y el resto del mundo?
Qué corta memoria tenemos, mexicanos. Hace ni siquiera un mes el mundo entero rezaba porque el huracán Patricia no nos hiciera daño. ¿Ya se les olvidó? ¡Y qué chingones nos sentimos cuando no hubo daño, vino el peligro y se fue, y todo el mundo estuvo atento sosteniendo la mano de México, listo para ayuda si era necesario y no entendimos nada.
En la tragedia de los 43 (que no fue una secta religiosa, sino nuestro propio gobierno matando niños, gobierno que NOSOTROS, por cierto, elegimos y no hemos sacado del poder. Por el que votamos, y nos sigue jodiendo todos los días). Los 43 fueron nuestra culpa. SON nuestra culpa. Nosotros lo permitimos. Lo seguimos permitiendo. Los muertos en Paris no tenían la culpa del fanatismo de unos locos terroristas.
El mundo entero mostró solidaridad. Lloró con nosotros, tomaron las calles para decirnos que no estábamos solos, y de igual forma en Francia, en Alemania, en Dinamarca, en África, en Argentina, en España, les faltaban los 43.
¡Ah! Pero somos soberbios, y esta tragedia del viernes en la noche, desgraciadamente sacó lo peor de nosotros.
A todos los que repudiaron el apoyo y dolor que mostramos ante las atrocidades cometidas este viernes 13 en contra de la ciudad de luz, sólo les recuerdo: el mal solo avanza cuando el buen hombre decide no hacer nada.
Parecen no entender que las desgracias son las mismas, en París, Líbano, Siria, Irak, China, Venezuela o México.
No odies a quien llora por Paris. Llora con ellos. Si vas a odiar, a repudiar a alguien, odia al asesino, no te burles de la víctima, ni le reproches a la gente su duelo, no es justo.
El mal anda suelto, y necesitamos del corazón de todos los hombres y mujeres buenos para detenerlo.

Desde Sus Trazos Rojos



Una divertida historia de Amor, de Desenlace Sorprendente

Clara es torpe, rara, talentosa y libre. Ama dibujar. Eddy es un estúpido héroe, Javier es un escritor atrapado en su pasado y Chris, "la Roja", una bella mujer de salvajes ojos color esmeralda.

Ahora deben encontrarse para crear, más allá de sus fantasmas, una obra de arte de color rojo. 

Esta es su historia...


Adquiérelo aquí:


" Lo que algunos interpretaban como un talento especial, otros lo llamarían manía, o un desorden compulsivo. Algo así como cuando los niños hacen bolitas de papel, o se muerden el labio, o se chupan el dedo, o no sueltan su mantita o peluche que los acompaña y les da seguridad, de la misma manera , yo dibujaba. Sin lápices, ni crayolas, con lo que fuera.  Aún lo hago. Ya no es motivo de fiestas y aplausos, quizás ahora, a mi edad adulta, es más normal que alguien haga garabatos con coherencia y forma; para mí siguen siendo dibujos, pero ahora son más sofisticados, tienen técnicas, materiales, texturas, llevo ya una vida experimentando con ellos y a fuerza de respirar, te vuelves un experto en vivir, invariablemente…"


El amor debe ser infinito.  Y si es así, ¿Cómo puede la muerte quebrarlo? 



Habría que preguntarle a los fantasmas de esta historia, qué opinan de lo que hay más allá del  amor cuando los protagonistas "colapsan" inevitablemente.



Blue Moon for the Soul

La luna azul, callada con su nuevo color, me miraba.
Quizás era su presunción, o esa melancolía amorosa que hace tanto tiempo no padezco, pero la prefería roja e imperfecta vibrando allá, a lo lejos, en la oscuridad de la noche, justo antes del suceso.
Pero bueno, era azul. Su luz se colaba entre las persianas de manera objetiva. No le importaba que su permanencia fuera etérea o le diera un tinte triste al "bip-bip-bip" de la máquina pegada a la cama.
El monitor mostraba la gráfica ya conocida gracias a los innumerables programas y películas de doctores y hospitales que hemos visto desde pequeños.
- Nunca he visto uno real. - Pensé. Y aún con el sonido conectado y percibiendo la atrevida luz azul por la ventana, seguía sin ser mentira. Son de esas cosas que sólo imaginas ver a través de una pantalla... y aún ahora que el consabido "bip-bip-bip" real, se hacía presente, yo no podía mirar el monitor.
En realidad la luna desentonaba azul. Como ella, el último día que la vi antes de que sonaran las llantas en el pavimento. El recuerdo es vago. Debía de serlo. La vida como la conocía se desvaneció en un parpadeo. Algo drástico debía de haber pasado si ahora la luz de la noche colándose en la ventana era terriblemente azul.
Yo recordaba una noche hermosa. La luna, roja, roja e imperfecta, como aquel dolor que yo traía.
La luna roja e imperfecta, el impacto y la nada.
La noche era hermosa entonces.
Hoy... es azul.

Amor Plutónico

Plutón siempre mira a Caronte. 

Caronte es "su luna", pero es tan grande en relación a Plutón, que casi son del mismo tamaño. Esto hace que su relación gravitacional sea codependiente. 
Siempre se muestran la misma faceta.

Los dos siempre se miran a los ojos, no conocen otra cara del otro. 

Plutón le muestra su mejor rostro, y el resto del sistema solar, desde lejos, evalúa si se merece el nombre de "planeta" o es sólo un asteroide más.

A Plutón y a Caronte no puede importarles menos lo que piense el resto del universo. Ellos se miran. Y todos los días, sin que los veamos, Plutón le entrega su corazón.


EL LIENZO


Escasas palabras sobran para describir esa historia que dibujamos juntos…  las imágenes difusas se van perdiendo en aquel lienzo que se conserva intacto en el diván del ayer, por las noches las tormentas temporales suelen intentar darle vida nuevamente pues se resiste a permanecer olvidado, abandonado a la quietud donde nadie ha sabido plasmar aquellas historias entrelazadas…


El viento se fuga cual preso sentenciado y logra dar con él, su suave presencia lo hace levitar y le da soplos de vida, parece que despierta pues aquellas imágenes intentan nuevamente volverse realidad, desean salir de su cautiverio, cambian su quietud por unas delirantes caricias que lo hacen ondear, y con ello el vano intento de acercarse su amante, a los pinceles, a la paleta de colores más vivos y brillantes que nunca… pero no le alcanza…


Así en reposo ve sus amaneceres, disfruta su sol, el atardecer, y abre su textura para esperar en silencio nuevas pinceladas que le devuelvan su esencia… la esencia de su ser.

O. Áhyos

Las escaleras

Hace mucho tiempo que no te escribía.

Sí, a ti. A ti de tantos nombres.

Me he quedado en los sonidos tenues del tatuaje indeleble. El mundo estalla. No es novedad, el mundo siempre estalla. A veces un poco de manera más delirante que otras. Algunas veces indigna, otras, aterroriza. Hoy, el único efecto que causa en mí es la resignación ante el sonido de la inevitabilidad.

Hoy traducirán a 16 idiomas una revista que propaga odio e intolerancia.
Es el resultado de una matanza atroz, donde el victimario ha puesto en el mundo el pretexto perfecto para despreciar sus creencias y propagar más odio. No fue solo la sangre de los caricaturistas el precio que se pagó en ese atentado, si no el odio irracional de una muchedumbre con antorchas prestos, furiosos a incendiar al monstruo.

¿Y yo? Hago un rompecabezas. Y curiosamente el universo entero parece cobrar sentido mientras intento encontrarle pies y cabeza al caos.

Así de loco es el mundo. Así de absurdo. Contigo en otro lado, con otro alguien, sin la tinta y la piel que nos hace nuestros, y a la vez, ajenos y nunca propios.

No te diré que te extraño. Hay palabras que entre tú y yo ya han perdido todo significado. El hola, el adiós, el tal vez, la certeza, el odio, el amor, la indiferencia. Ya ni siquiera nuestra mutua amante nos une sin celo. Es ella la primera que nos enfrenta, que nos corroe, que nos juzga, que nos separa... ella la que siempre nos unió. La que hoy te mira a los ojos, y altiva nos dice del otro: no es tuya, nunca lo fue.

¿Por qué te escribo hoy? Porque leí algo de alguien, que no eres tú pero siempre lo fuiste, y me embargó la tristeza. Una historia de amor, como tantas otras. "Los observadores no somos protagonistas", me repito. Leí en ellos las historias inacabadas de sueños alternativos. Los tú y yo en espera. Las ideas de cosas que nunca fueron.

Al perdernos tantas veces, cualquiera pensaría que vivimos en un laberinto, pero no era así. Estamos en esas interminables escaleras, infinitas, imposibles, que desafían toda lógica y a la vez, son geométricamente perfectas y absurdas.
Tú y yo nos cruzamos tantas veces allí, como nos desencontramos. Porque nuestros caminos así son. Estamos hechos de cada trozo de ser que nos hace tocarnos, irnos, no mirarnos, sabernos, condenarnos, pero jamás vivirnos. Nunca supimos darnos piel. Nunca trascendimos a las letras, nunca como debió de ser. No lo que se merecía. Los dioses nos condenaron a no ser.

Hace mucho que no te escribo, dije que ya no lo haría.  Sí, a ti te hablo. A esa mujer extraña que me mira dudosa del espejo...