El Extranjero

El porqué del tiempo, queda indefinido cuando somos atemporales y sin dimensión.

Momo

- ¿A dónde vas? - Le preguntó a Casiopea. - Al futuro, a encontrarte...

Los Distorsionadores

Requería, quizás, una pluma feroz y viva. Jugar con lealtades absolutas, insultos prestos, ingenio y viveza en el resultado de su ataque a otros...

El amor y el pacto

El monstruo dormía latente mientras no mirara la luna. Hubo un pacto silencioso de los números. No le dijiste a qué se debía. Era un susurro...

Cómo jugamos en este blog

Las reglas de este juego no pueden ser más simples: queremos seres pensantes, propios, de inteligencia viva que sepan aportarnos su personal punto de vista.

Puños en Alto



 (20 de Septiembre. Anochecer del segundo día del terremoto)

Llegó la noche. Muchos como yo, estamos agotados, y lo único que hemos hecho es pasar la voz todo el día. No quiero ni pensar el agotamiento de nuestros héroes en las trincheras entre los escombros.
Gracias, mis héroes silenciosos. Los del puño de oro. Los que levantan el brazo en señal de: hay un tesoro; un alma viva que arrancar de las penumbras de la tierra.
Y todos sin aliento procuramos no respirar haciendo demasiado ruido, para poder escuchar, la esperanza de una niña que sobrevive en los escombros, o una madre, o un padre, un niño, un bebé, un abuelo o un cachorrito que lucha por su vida.
Puño de oro y silencio, Y todos, veneramos obedientes, en honor a la gran recompensa que se encuentra en las profundidades del escombro.
Gracias mis topos, mis rescatistas, mis voluntarios. Hacen tan grande a nuestro país, que nos salvan a todos de la oscuridad.





#SiMeMatan es porque me gusta ir de fiesta y beber cervezas.

Soy igual a las otras, tengo tantos sueños, tantas cosas por vivir. Me gusta mi país, me gusta ver la fuerza que tenemos para sobrevivir a pesar de todo lo que se nos viene encima. Los huracanes, los terremotos, la inseguridad, la crisis, la corrupción, la impunidad. A pesar de todo, siempre encontramos fuerzas, humor, ganas de seguir adelante. Apenas una chica desapareció, me uno al grito de su familia, de sus amigos, de sus padres y sus hermanos, porque me desgarra. Sólo tengo 19 y estudio ciencias políticas y estoy consciente de que tenemos que hacer algo, que ya no podemos quedarnos calladas. Algún día nuestro país cambiará. Dejaremos de mirar los feminicidios como algo inevitable en nuestra sociedad. Dejaremos de echarle la culpa a que “ella se lo buscó”, “mira la ropa que llevaba”, “cómo tan tarde y solita”, “cómo de fiesta”, “cómo bebió y le coqueteó a un chico que no conocía”.
Algún día, la voz en silencio de una niña violada retumbará en los cañones, igual que en una guerra, como nuestro himno; y nos desgarraremos en serio exigiendo justicia y condenando la monstruosidad humana. Al imbécil, al cobarde, al malvado que impunemente sega una vida para alimentar sus propios instintos.
Algún día, nuestro alarido en el día patrio no será un grito ahogado de impotencia. Me uno al “hashtag” de #SiMeMatan, y pongo en mis redes sociales: “#SiMeMatan es porque me gusta ir a fiestas y beber cervezas”. Porque pareciera que es así, que la vida no vale más de lo que la gente te juzga. Que no mereces ser joven, bailar, reír, tomar, conocer gente. No perdonan que a una chica le guste divertirse, porque pareciera que la sociedad está de acuerdo en que eso provoque la pena de muerte.
En mi país todos los días desaparecen mujeres. Son como tú y como yo. Mujeres con sueños, vidas y esperanzas, algunas, tan jóvenes que aún son niñas, otras ya octagenarias. Mujeres que son madres, hijas, hermanas, amigas, primas de alguien. Mujeres que son amadas, y que hacen falta. Mujeres cuya ausencia desgarra a familias enteras, a ciudades, a todo el país.  La edad no se perdona. Hay una violencia no dicha, acechándonos a todas, en esta sociedad.
Pareciera que no sólo justificamos sino que condonamos la violencia física, sexual, emocional. Parece que no importa el derecho a la vida de una persona, si a un tipejo le pareces “apetecible”, “buscona” o “puta”. Si no vives tu vida con los estándares de moralidad y ética que la sociedad requiere, mereces morir. Y allí no se detiene, se sataniza a la víctima. Ella era una puta, una buscona, ¿qué hacía tan tarde? ¡Estaba borracha! ¡Ella se lo buscó! Sí… ella se lo buscó, porque era bonita, porque se puso un vestido sexy que se le veía muy bien, se lo buscó porque le gustó ese chico y le sonrió coqueta, se lo buscó porque tuvo que tomar un taxi en la noche, o porque confió en que su amigo no le alteraría la bebida, se lo buscó porque tomó una copa, porque bailó toda la noche, porque festejaba su cumpleaños, o un ascenso, o la despedida de una amiga, se lo buscó por andar tentando a los hombres. Ella se lo buscó por tronar con el novio. Ella se lo buscó por volver con él. Ella se lo busco por caminar sola en la calle. Ella se lo buscó por sonreírle a un extraño. Se merecía que la golpearan salvajemente, que la ultrajaran entre varios, le escupieran, la humillaran, la torturaran, la mataran y la tiraran como basura en un lugar deshabitado. Sin conciencia, sin dolor, sin pena, orgullosos de su obra: impunemente. Sin justicia. Sin justicia para el monstruo, sin justicia para ella, sin justicia para nuestra sociedad.
Mi nombre es Mara Castilla. Tengo 19 años y estudio ciencias políticas en la UPAEP, en Puebla, y repruebo con énfasis la terrible violencia que sufre la mujer en mi país.
Porque mañana puedes ser tú, o puedo ser yo, rompamos esta indiferencia.  

Me uno al grito en silencio de estas chicas desaparecidas.