En arte absoluto... en tus labios



Instrucciones de una madrugada sin lógica: Aberraciones de juegos viscerales del viento del fin de los mayas. 

La experiencia es: Escucha, mira los violines, mientras lees. 

Click aquí, o en la imagen: Baila con la sombra.





Nunca supe que traía o llevaba mis letras a deslizarse al confín de los tiempos. He encontrado la increíble necesidad de volar en el teclado, a veces, tratando de alcanzarte, a veces, tratando de decir algo... he necesitado tantas  cosas, han hablado tantas voces, han sido tantos rostros volando al ritmo de las cuerdas.... escribe, y escucha, lee con cuidado las letras pequeñas, aquellas que hacen que solas las manos encuentren un camino donde de nada sirve divagar, sólo dejar libres palabras que giran al ritmo, que no serán leídas en ningún lugar determinado, al menos no en está dimensión. No importa. la música sigue y sigue y sigue... y las manos vuelan.

Vibra en mi piel, más profundo, los pedazos de alma jugando, vibrando. Sin esperanza, volando, siempre enredándose en tu nombre, en una eterna búsqueda de aquello que fue tuyo y nunca supiste perder, no del todo.  Anda, lee, escucha, muévete con ella, danza conmigo en esta serie de miradas cinematográficas...

Vuela, vuela en tus ojos lo que los hombres no han sabido definirte. Eróticamente, sin tiempo, jugando, sin mucho más que hacer mas que sentir. Ata mis manos, venda tus ojos, atrápate, oscurece la prisión oscura del deseo, tu libertad, y deja que el violín te conduzca, mientras vuelas... en su piel, en la mía, en la de tantos, tantas, sin nombres, en la ella que amas, y arrasa de fuego las furias de lo confuso en mi estancia en ti.

Trozos de alma fundiéndose en ese maldito siempre al que pertenecen... y tú lejos, fuera de mi vida y no mío, como siempre.  Y tú, ¡maldita sea! sin mí.

No importan los adioses, el olvido, la indiferencia, el hartazgo absoluto de aquello que nunca cambia que gira y gira en un absurdo ir y venir que no sabe detenerse, en ella, en ellos, en la ella que nunca existió, que fue ninfa, que fue diosa, que fue esclava, indeseable arrasadora de vientos fortuitos: que nunca te fue... y la música, sin importar, en perfecta desconexión solo vuela al ritmo. 

Como cadaver exquisito, no, no te detengas, Siente, esos labios en tu piel, así, en el confìn de los tiempos que no terminaron, no te detengas, el suspiro, esos ojos que se pierden mientras te hundes en mí... y la música en inevitable orgasmo... húmeda de ti, como tantas veces... en arte absoluto, en tus labios.
Y yo... infinita, interminable en ti, como siempre.

... el tiempo no existe...
dosis leves.