Cuando aceptas un reto, tienes que estar
consciente de todo lo que eso implica. Te tengo un reto, pero ¿lo harás?
Lo evalué. ¿Cómo podría contestar eso sin
conocer los ponderantes? En algún lugar de tu memoria nace el “I dare you”
-Se han ido contigo.
- ¿Quiénes?
-Mis letras, todas, silenciosas.
- No pidas de ellas
lo que no existe…
-Me pertenecen.
Te observo en silencio, rebelde.
¿Por qué habría mi pluma de obedecerte?
¿Porqué se liberan furiosas en un lienzo
y no se calman hasta hallarte?
Con otro nombre, susurrando en el
encuentro las verdades de antaño.
He dejado de preguntármelo.
En la mente exhausta, ellas van a ti, y
nada puede hacerse… y allá a los lejos, en esa misma dimensión que nos atrapa, el universo vuelve a inventarse en tu sonrisa, una vez más...