En el súbito mar de los olivos
Se despliega la recóndita grey de los ilusos
Nadie sube a la par del vuelo
Cuando la multitud temerosa permanece en duelo…
Heme aquí guardián del viento
Desafiando de frente tus virtudes
Cuanto más me acerco tiemblo
Sin dolor de vencer tus latitudes
Calla viento, que las alas te desean
Déjala escuchar su fiel susurro
Que se embriague de tu silencio vano
Mientras enloquece al eco de tu llano
Mira, observa cauteloso
Los tumultos permanecen ciegos
Su temor los vuelve pretenciosos
Entregando nada por su sangre
Mientras otros surcan por los cielos
Observando sombras de su carne
Vaya hastío del hombre que no sufre
Cuando el cambio toca en su vereda
Desafiando con ella, mansedumbre
De ser nada... si se queda…
O. Ahyos