El Extranjero

El porqué del tiempo, queda indefinido cuando somos atemporales y sin dimensión.

Momo

- ¿A dónde vas? - Le preguntó a Casiopea. - Al futuro, a encontrarte...

Los Distorsionadores

Requería, quizás, una pluma feroz y viva. Jugar con lealtades absolutas, insultos prestos, ingenio y viveza en el resultado de su ataque a otros...

El amor y el pacto

El monstruo dormía latente mientras no mirara la luna. Hubo un pacto silencioso de los números. No le dijiste a qué se debía. Era un susurro...

Cómo jugamos en este blog

Las reglas de este juego no pueden ser más simples: queremos seres pensantes, propios, de inteligencia viva que sepan aportarnos su personal punto de vista.

El viento

El viento está callado hoy. El desierto me apremia. La calma no siempre precede a la tormenta.

El alma duerme.
Las ausencias, 
las tuyas, 
las mías, 
las de las eras equivocadas,
 o los ríos deslavados de lágrimas y expectativas, 
han cansado las alas.


Hoy siento tristeza. 
Tristeza de ti y de mí, 
y de lo que fuimos y no fuimos. 

De lo que seremos, o no, 
de las certezas absurdas.

Tristeza del nosotros sin ti, 
y de lo nuestro sin nosotros.

Te extraño. 

La piel traspasa a veces, 
llantos más profundos. 

A veces el corazón te pena y la melancolía arroba cada centímetro de la piel. 

A veces, no se siente nada...

Las tormentas nos dejan secos. 
La calma nos reverdece,
 y echamos raíces. 

Buscamos apasionarnos en causas cercanas,
 menos románticas: la patria, la literatura,
 la realidad que exige de nosotros la fiera bandera, 
nuestro liderazgo y brillo,
 todos nuestros soles. 

Y estamos y nos somos. 
Soltando lo que fuimos,
Vibrando en otras pasiones,
más cercanas al olvido.

Quizás lloramos sin llorar. 
Y nos olvidamos en cada instante, 
formando parte de nuestras historias, 
de lo que fuimos y ya no más.

Hemos creado en la mente nuestro paraíso perdido imposible,

Imaginado cosas terribles de confesar, 

sólo por permitirnos la idea del quizás... no somos malas personas. 

Pero estamos atrapados, 
y amamos y el amor a veces se cuela demasiado en la realidad y la taladra.
Deseamos imposibles. 

Me susurras dentro de mí, "dame un hijo". 
Y es un arranque solamente.  

Pero la idea se arraiga en el consuelo del alma, 
sabiéndose dulce,
absurda e imposible, 
abrazando al corazón.

Y saberte conmigo, cuidarte, ser parte de ti...  como siempre, en mis sueños.

Como todos los días, despertar...  


Hoy te extraño.

Ven, soñemos..



Esa piel que llama los olvidos en el tiempo, 


Que susurra la brisa de tu nombre y me llama, sonriendo ante el todo que me eras 
y el rincón pesado de tu ausencia.

Te briso en el recuerdo de mis sueños, 
porque eres mi piel y mi defensa.


Pero te sé lejano, en otra tierra, 
en silencio, en calma,  
pasión que muere, 
que no extraña, 
que no siente,  
corazón quebrado que no duele. 
Alma rota en mis pedazos 
con los vientos del tiempo en nuestros labios.


Yo te amo en lejanía. 
En frio, en sota-vento. 
Te amo enterrada en la arena
 o retozando en tus brazos en la seda. 
Te amo en pasado y futuro, 
es el presente el que me aprieta.


En el ahora dormita, 
condenado a morir en  permanencia, 
aferrado a la vida en fantasía,  
nuestro amor, latiendo aún, 
entre los sueños.


Ven y duerme conmigo: 


Soñemos que en las lágrimas de perla, 
aún en duelo y vacíos, 
la magia existe y nos tenemos.



Te quiero en amor, caballero de las dunas, 
siempre eterno y sin remedio.