Vive en el acierto de los días, que solos en silencio, irónicamente, se desvanecen musicalmente en los espacios vacíos de ti.
Esa esperanza y la razón para empezar de nuevo, sin retorno.
Una voz furiosa le habla al alma... es una voz ronca, imperante, abrevadero puro. Nada más importa... lo que encuentro en ti, redime lo que fuimos, y me abre a mirarte de nuevo, de manera que no volveré a hacerlo.
Nunca importó lo que fue, lo que fuimos, lo que sabes.
Tan cerca, y nadie pudo detenerlo. Tan cerca, y tan inevitable.... Deslizarme en el ruego de las eras: Nunca importó lo que sabías, lo que hoy es... encontré la razón que cambia todo lo que solía ser...
Hablar de la guerra en la paz de tus ojos, sólo desatiende los encuentros. Hoy hablé de nuevo contigo. Tu voz cegó el intento de escucharme.
Es hablar con tu silencio.
Es escuchar el silencio y su voz, susurrante, sin pensar:
Nada más importa...
confía ahora lo que encuentro toda luz para algo nuevo,
y nada, nada más importa.
Casi las 11 de la noche, no te preocupe lo que dicen, no te preocupe lo que hacen, lo que piensan, lo que vociferan, no te preocupes lo que saben... tú grita... tú grita, yo lo sé... tú grita que somos libres, que, México, sobrevives...
Tan cerca, sin importar nada... podrían ser pedazos de ti, de la confianza de ti en mi piel, sin que nada más cuente... eso... y el tequila vibrando en las venas y la cabeza...