" Lo que algunos interpretaban como un talento especial, otros lo llamarían manía, o un desorden compulsivo. Algo así como cuando los niños hacen bolitas de papel, o se muerden el labio, o se chupan el dedo, o no sueltan su mantita o peluche que los acompaña y les da seguridad, de la misma manera , yo dibujaba. Sin lápices, ni crayolas, con lo que fuera. Aún lo hago. Ya no es motivo de fiestas y aplausos, quizás ahora, a mi edad adulta, es más normal que alguien haga garabatos con coherencia y forma; para mí siguen siendo dibujos, pero ahora son más sofisticados, tienen técnicas, materiales, texturas, llevo ya una vida experimentando con ellos y a fuerza de respirar, te vuelves un experto en vivir, invariablemente…"