El Luto

 Te tengo en silencio en mis manos sin nombre. Me ahoga encontrarte. Es algo que me destroza de vez en vez, no todo el tiempo. El corazón se vuelca en tu pensamiento. Daría la vida por volver a verte, si la tuviera.  Daría mi respiración, mi aliento, mi sonrisa, mi llanto, mis manos, mi sueño, mi pasado y mi presente, por sólo un segundo más de realidad contigo. Te extraño tanto.


Es una noche inquietante. En noches como estas, tú y yo jugábamos a amanecer. Amanecías en mí y yo en tus ojos. El universo entonces, cobraba sentido. Todo ese mundo ahora es imaginario. A veces, me pregunto si exististe. A veces, como ahora, me doy cuenta que mi vida es un alud de consecuencias de ese momento, cuando dejamos de respirar, cuando empezaron a bajar la caja a ese agujero negro donde nos comen los gusanos. Siempre  creíste en la cremación. He perdido la batalla, volví a fallarte. No cenizas, sino carne podrida para los gusanos... a veces, pienso en eso. A veces imagino en el sueño eterno, que, en realidad, eres la ceniza del último cigarro de la cajetilla que fumo despacio y con extremo placer. Pero es sólo un sueño.

  La procesión...  lamentos y llanto, el dolor nubló la memoria, por eras, no recuerdo casi nada, todo es borroso. El tiempo carece de sentido desde hace tanto. Son como imágenes difusas,  un vago recuerdo que parece pertenecer a otra vida.  Dicen que hay un período de duelo. Dicen que la negación da paso al enojo ,al dolor y al último, la aceptación.  Yo no sé cómo hablan de eso, pretendiendo saber. Sólo sé que el tiempo se detuvo en el reloj y la respiración en mi pecho, sólo sé que este mundo no es creíble sin ti, y que nunca jamás volveré a verte. Y eso, me parece completamente imposible.

Por eso no creo en las teorías del duelo: yo no sé cuánto tiempo puede pasar para que olvide ese último beso, o la última sonrisa, o el llanto o la ira en tus ojos. No sé  qué calendario hará que levante la vista y me dé cuenta y acepte que un pedazo de mí misma  no existe más: que tus manos no volverán a deslizarse en mi piel...

No tiene ningún sentido: ¿porqué demonios  sigo existiendo? Malditos suicidas... enseñando que muriendo se escapan. Nos han engañado.


No me seguirás en esta vida sin muerte, como a la muerte en vida. Te encarnaste en la piel hasta tatuar el alma, y nada me queda ya, más que pensarte... y en noches como hoy, velarte de nuevo. A tantos años luz de tu partida.

¿Porqué tu corazón sigue latiendo? Porque la naturaleza es absurda, y después del día que me encontraste, sigues aquí...

Lo siento tanto. Si pudiera volver el tiempo atrás, sabiendo todo el dolor que te causaría, no lo hubiera hecho.

Dicen que lo superarás, pero yo sé que es inútil: no hallas vida en ti, desde que morí...