LA RESURRECIÓN SEGÚN G. MAHLER
Tema musical obligado para este día en que termina la Semana Santa con el día más gozoso para los cristianos: La Resurrección de Jesucristo.
Si bien no podemos negar el profundo sentimiento religioso en la vida personal y musical de Gustav Mahler (1860-1911) de donde surge esta magistral sinfonía, es justo decir que no se refiere específicamente a Jesucristo sino a Titán, aunque en lo personal no puedo negar que en lo más profundo de su ser se refería a la resurrección de Jesús.
Nos estamos refiriendo a la Segunda Sinfonía de un total de.... ¿9? ¿10? ¿8? ¿11?... bueno, eso dejémoslo a los estudiosos de este gran músico alemán.
Está escrita en 5 movimientos, el último "doble" y es una obra que una vez que la escuchamos, quedamos cautivados por la fuerza expresiva de la composición mahleriana.
Allegro maestoso
Andante moderato
En movimiento tranquilo y fluido
Luz primera. Muy solemne pero sencillo
En tempo de un scherzo. Lento. Maestoso
Allegro energico. Lento
Lento misterioso. Lento
Dejo la explicación detallada de esta obra a Juan Arturo Brennan, encargado de hacer las interesantísimas Notas de Programa de la Orquesta Sinfónica de Minería
"¿Recuerda usted, lector, el final de la Primera
sinfonía de Gustav Mahler? Es sin duda
un momento musical emotivo y brillante.
Los ocho cornistas de la orquesta se levantan
y dominan la vigorosa coda en la que Mahler
reafirma la tonalidad principal (re mayor) y el
espíritu heroico de la sinfonía, en un soberbio
final a toda orquesta. El héroe victorioso de
este epílogo musical es el Titán revolucionario
y de ideas modernas de la novela de Jean Paul
Richter que sirvió como inspiración parcial
a Mahler para la composición de la sinfonía.
Pero en el mundo de un músico atormentado,
las cosas no podían quedar ahí. Mahler, al fin y
al cabo contradictorio, al fin y al cabo romántico,
no podía dejar vivo y triunfante al héroe de
su Primera sinfonía, así que decidió matarlo,
guardar luto por él, enterrarlo y resucitarlo en
la Segunda sinfonía. Estas son las palabras del
compositor al respecto:
He llamado al primer movimiento Rito fúnebre.
Es el héroe de mi Primera sinfonía al que llevo
a su tumba, y puedo ver toda su vida reflejada
en un espejo purísimo, como desde una atalaya.
Al mismo tiempo, se presenta la gran pregunta:
¿Con qué propósito has vivido? ¿Para qué has sufrido?
¿Ha sido todo una broma terrible? Debemos
responder a todas estas preguntas si hemos
de seguir viviendo, y si hemos de morir después.
Cualquiera que haya oído esas preguntas debe
responder, Yo doy mi respuesta en el último movimiento
de la sinfonía.
Hacia 1887 Mahler había escrito un poema
sinfónico titulado Totenfeier (Rito fúnebre),
inspirado por sus alucinaciones, en las que se
veía a sí mismo dentro de un ataúd, rodeado
de ofrendas florales. Terminó la pieza en 1888
(año en que terminó también la Primera sinfonía)
y en 1891 le mostró la partitura al gran
director de orquesta Hans von Bülow. Mientras
Mahler tocaba su obra en el piano, Bülow
se tapaba los oídos, horrorizado. Finalmente,
el director rechazó tajantemente la pieza de
Mahler, con lo que se abrió un abismo entre
ambos. Más tarde, la música de este Totenfeier
y la sombra de Bülow habrían de aparecer en
la Segunda sinfonía, dedicada por entero a la
muerte y la resurrección. Acongojado y deprimido
por el rechazo de Bülow a su obra,
Mahler utilizó el material de Totenfeier como
cimiento para el primer movimiento de la sinfonía.
Los movimientos segundo y tercero fueron
terminados a mediados de 1893 y como
base del cuarto movimiento, Mahler utilizó
una canción que había escrito años antes sobre
uno de los poemas de la colección Des Knaben
Wunderhorn (El cuerno mágico del doncel). Al
llegar al quinto movimiento, sin embargo, el
compositor se paralizó por completo y tardó
mucho tiempo en hallar una solución satisfactoria
a su sinfonía. Ello se debía, en parte, a
su propia intención de responder a las porten-
tosas preguntas del primer movimiento, y en
parte a su natural aprehensión al abordar un
final sinfónico en el que apareciera la voz humana.
Es evidente que el fantasma de la Novena
sinfonía de Beethoven pesaba mucho en el
alma de Mahler, como antes había pesado (por
razones distintas) en la de Brahms. Así pues,
tuvo que ser otro fantasma el que solucionara
la crisis creativa de Mahler.
Cuando el compositor se hallaba en lo más
difícil de la encrucijada, se enteró de la muerte
de Hans von Bülow, y el 28 de marzo de 1894
asistió a un servicio fúnebre en memoria del
gran director que con tanta vehemencia había
rechazado su música. Según lo habría de narrar
después el propio Mahler, se hallaba sentado
en un rincón de la iglesia, lleno de sentimientos
contradictorios, cuando el coro comenzó a
entonar suavemente un coral de Klopstock, y
la inspiración le llegó como un rayo. Mahler
abandonó la iglesia y, como un poseído, se lanzó
sobre el papel pautado para terminar la sinfonía,
que quedó lista tres meses después, el 29
de junio de 1894. Al fin, el compositor tenía
su quinto movimiento, construido alrededor
del coral de Klopstock y redondeado con su
propio texto, cuyas últimas palabras son éstas:
“Deja de temblar, prepárate a vivir. Oh, sufrimiento
omnipresente, he escapado de ti. Oh,
muerte omnipotente, ahora yaces conquistada.”
De las complejas descripciones de Mahler
sobre los movimientos de esta monumental
sinfonía es posible extraer los conceptos básicos
para integrar una línea programática general:
Primero: Funeral del héroe de la Primera
sinfonía.
Segundo: Recuerdos del pasado.
Tercero: De vuelta al mundo real y sus sufrimientos
cotidianos.
Cuarto: Se escucha la sencilla voz de la fe.
Quinto: Suena la voz en el desierto. La tierra
tiembla, las tumbas se abren, suenan las trompetas.
El Juicio Final y luego la Resurrección.
Con esta compleja y emotiva sinfonía
Mahler iniciaba su largo y fructífero camino en
el mundo de la sinfonía vocal; más tarde habría
de incorporar la voz humana en las sinfonías
tercera, cuarta y octava, y habría de dejar una
huella profunda en el ámbito de la música
sinfónico-vocal con sus espléndidos ciclos de
canciones. De hecho, Mahler nunca perdió de
vista la estrecha relación que para él había entre
la canción y la sinfonía. Así como la Primera
sinfonía incorpora partes de su ciclo Canciones
de un caminante, en las siguientes tres
sinfonías Mahler utilizó como materia prima
las canciones de El cuerno mágico del doncel. De
hecho, en el tercer movimiento de la sinfonía
Resurrección es posible hallar largas citas de la
canción El sermón de San Antonio a los peces.
Los primeros tres movimientos de la Segunda
sinfonía de Mahler fueron estrenados por
Richard Strauss al frente de la Orquesta Filarmónica
de Berlín el 4 de marzo de 1895. La
obra completa fue estrenada el 13 de diciembre
de ese año por la misma orquesta bajo la
batuta del propio Mahler. A juzgar por lo que
habría de ser el resto de su producción musical
a partir de la sinfonía Resurrección, es evidente
que Mahler no quedó satisfecho con su respuesta
a las tremendas preguntas planteadas en
esta obra. De esa insatisfacción surgieron, en
años subsecuentes, portentosas obras mahlerianas
en las que, de una manera u otra, siempre
están presentes las preguntas sobre el sentido
de la vida, así como la idea de la muerte."
Los versos finales del 5o movimiento son verdaderamente bellos:
Soprano solo:
Ay, cree, no fue en vano que naciste
No has vivido, no has sufrido sin valía
Coro y mezzosoprano:
¡Lo que ahora es, debe perecer!
Lo que ha muerto de nuevo debe alzarse.
Deja de temblar.
¡Prepárate a vivir!
Soprano y mezzosoprano solo:
¡Ay, dolor! ¡Poder que todo lo penetras!
De ti debo alejarme.
¡Ay muerte! ¡Poder que todo lo conquistas!
Ahora has sido derrotada:
Con las alas que he ganado,
Con la ferviente lucha del amor,
He de levantarme hacia la luz
Que ojo alguno antes ha visto.
Coro:
Con las alas que he ganado
¡He de levantarme!
¡He de morir para vivir!
Resucitarás, sí, resucitarás,
Corazón mío, en un instante.
Lo que has ganado
A Dios ha de llevarte.
Este es el video del final de la sinfonía.
Y para los que deseen escuchar la obra completa (muy recomendable), aquí está el video