Recibo el correo.
Es una invitación a participar en el evento de entrega de una obra que mi club contribuyó a lograr. Fue mediante un programa ecológico de recolección del aceite quemado.
Nosotros recolectamos el aceite, lo hacemos llegar a una empresa que lo reutiliza y esta empresa nos regresa el beneficio con ayuda a la comunidad.
Es una buena idea, se basa en el principio de dar y dar. Todos ganan. La empresa, nosotros como club altruista, la comunidad al recibir los beneficios y la ecología al no tirarse el aceite y contaminar los ríos...
Ya hay resultados. Se bardeó una escuela, me parece, como fruto del esfuerzo de varios recolectando el aceite por un tiempo ya. La presidente nos invita al "corte de listón", es un logro agradable, no muy rimbombante, pero real, tangible, y hecho de buena fé.
¿El problema? Nuestro club no tiene, ni ostenta ninguna bandera política. Es parte de las reglas del juego. La presidente, (que se está constantemente peleando para que la llamemos "presidenta"), se acaba de lanzar como diputada local del PAN. Son tiempos electoreros. Existen en las filas, altos representantes de hueso colorado de otros partidos, mi entidad como es bien sabido lleva tiempo dominada por el PRI. Entonces surge el conflicto:
De manera muy "polite", el mensaje es:
- Pondera tu asistencia. No queremos que se confunda este acto con algun fin partidista, ya que ahora eres candidata sujeta a las próximas elecciones por tu partido, y no queremos que tu presencia allí se malinterprete...
Veo prudencia en ambos bandos. Ella responde amable e inteligente que lo considerará, pero que sugiere evaluar la situación en la próxima junta de asamblea, revisando los consiguientes reglamentos y estatutos, ya que le parece de mal gusto dejar al equipo y al liderazgo del proyecto sin el apoyo de su presidentA.
Será candidata a diputada, pero no deja de ser presidente del club que realizó el esfuerzo para lograr la obra...
Eso me hace pensar: ¿De verdad importa quien agita el sombrero?
No fue ni el PAN, ni el PRI, (y obvio, ni soñando el PRD), los que lograron bardear esa escuela... si por los partidos fueran, la escuela seguiría sin barda, por que tuvo que ser una agrupación ciudadana los que encontraran respuesta a sus necesidades en un proyecto autosustentable, trabajando mano a mano con empresarios, no el gobierno. Ningún partido político... solo ciudadanos, desde sus trincheras, ingeniándoselas para ayudar.
Conozco a estos individuos de manera personal. Más allá de sus fines políticos y afiliaciones partidistas, son dos personas que realmente quieren ayudar... entonces pienso que es el pensamiento colectivo grupal el que deforma los valores del individuo.
Aisladamente, mi presidenta, y este amigo del rojo, (porque rojillo significa otra cosa), son personajes destacados en su comunidad, que les gusta ayudar incondicionalmente, me consta, lo he visto. De manera colectiva, responden a otros intereses partidistas... y a la hora de utilizar el sombrero y cacarear el huevo, en tiempos políticos donde hay tanto en juego, entonces, brillan los esclavistas colores electoreros, los partidos, que al final, son la misma gata revolcada...
¿Partidos políticos o ciudadanos? ¡He ahí el dilema!
4/28/2012
El Extranjero, Reflexiones, Schadenfreude (La Polaca)