"LAS IZQUIERDAS"
Cada que oigo esa etiqueta y que AMLO va representando las "izquierdas" no se si me da risa o lástima la ignorancia de quienes expelen esa frase.¿Porqué se refieren en plural a ese sector de pensamiento político? ¿Hay izquierda verdadera, izquierda falsa, izquierda nueva, izquierda vieja, izquierda legítima, izquierda espuria?
Yo se que para los pejefans, el único camino a la verdad y la vida verdadera es LA IZQUIERDA representada por AMLO; la gran interrogante que me hago siempre es... ¿y de verdad eso es "izquierda"? ¿de verdad AMLO enarbola los ideales de la izquierda? (vamos, yo todavía me pregunto... ¿los conoce?)
En fin, mejor dejo que un auténtico luchador social, un auténtico hombre de izquierda, una persona con más de 40 años de luchar por los ideales de la izquierda, nos explique de una manera sencilla el porqué él, y muchos, no le creemos "ni el bendito" a AMLO.El texto es tomado del sitio de Facebook del autor quien lo publicó en el Diario Milenio (http://impreso.milenio.com/node/9143282)
"Hoy atiendo una solicitud expresada en tonos serios y en insultos: ¿qué le hizo López Obrador a González de Alba que le dedica tanto espacio? Respondo: Ni siquiera nos conocemos.
¿Qué me hizo? Destruyó el proyecto al que, con muchos amigos, entre ellos los que más quiero, dediqué toda mi juventud, casi tres años de cárcel, exilio, noches en vela para crear el MAP, otras para integrar el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), luego al PMT de Heberto Castillo para el PMS… Mientras el jovenLiópez componía el Himno al PRI y dirigía el PRI-Tabasco, y sus hoy allegados integraban el equipo de Salinas con la intención de saltarse la vieja guardia del PRI, representada por Cárdenas.
Pero su partido no le perdonó el intento de fracción similar a la que sí logró hacerle al PRD: formar en Tabasco una red autónoma al PRI y al servicio personal de Liópez. Lo echaron de la presidencia del PRI y le negaron toda candidatura. Se fue al PRD… a hacer lo mismo que sabe hacer: grillar, dividir.
Respondió a Cárdenas, cuando lo invitó a sucederlo como jefe de Gobierno del DF, que no era elegible puesto que había demostrado residencia en Tabasco. Una negociación, con el PRI, logró que el presidente Zedillo empleara la vieja autoridad presidencial (quizá por última ocasión) en frenar la objeción del PRI.
Luego vino su gobierno: hizo todo cuanto habíamos denunciado en gobiernos del PRI: entregó obra por miles de millones sin concurso abierto; por su voluntad imperial, cuando una noche de insomnio le dio la idea de unos arcos gigantes, los segundos pisos y distribuidores, la soltó en su conferencia de prensa en total ignorancia de su jefe de Obras Públicas, el ingeniero César Buenrostro, cardenista desde su infancia. Cuando César dijo no saber nada del tema, que no había presupuesto ni estudios ni mención alguna en la campaña, simplemente lo hizo a un lado y puso al frente de su megaobra a una leal bió-lo-ga, Claudia Sheinbaum.
Su empleado en la Asamblea Legislativa del DF, René Bejarano, le consiguió un decreto que oculta esos precios por diez años (están por vencer y le urge fuero o sea impunidad). Los contratistas llevaban a todos sus empleados a llenar los mítines de AMLO. A Bejarano y su mujer Dolores Padierna los habían denunciado damnificados del terremoto del 85 por su tráfico de vivienda popular y hasta por quedarse con el enganche sin entregar el departamento. Se los llevó a trabajar con él. Bejarano como secretario particular. Luego vimos todos por TV al secretario particular de AMLO llenar un maletín y todos los bolsillos de su traje con fajos de dólares entregados por un contratista extorsionado para obtener obra, sin concursar, Carlos Ahumada. AMLO dijo que no sabía. Bejarano dijo: “Todo lo que he hecho ha sido con el conocimiento de Andrés”.
Luego vimos a su secretario de Finanzas, Gustavo Ponce, jugando en Las Vegas como cliente VIP cada tres semanas. Y esa noche Liópez le dio el pitazo: “Les prometo que lo tendrán aquí mañana”. Con eso desapareció. Fue localizado, meses después, por la PGR (federal) escondido en una casa del PRD en municipio perredista, Tepoztlán.
La Ciudad de México se volvió insegura a grados de terror: los taxistas asaltaban a los usuarios en acuerdo con ladrones. Robaron a todos mis hermanos idos al DF a realizar trámites, a todos mis empleados en quincena. Huí del DF.
Una gigantesca manifestación le exigió a Liópez seguridad. Los llamó “pirrurris”. Le lincharon tres investigadores en Tláhuac, dos quemados vivos. Le lincharon ladrones de una iglesia y respondió que: “Debían aprender a no meterse con los usos y costumbres del pueblo”.
Inventó un fraude electoral, primero cibernético, con un algoritmo infiltrado en computadoras de la UNAM. Ésta respondió que no se habían usado. En cada casilla se sumó voto por voto bajo vigilancia de partidos y observadores. Se entregaron copias de las actas a todos los partidos, para que hicieran su propia suma. Entonces cambió de opinión: había sido “a la antigüita”. ¿Bajo tanto observador? Sí, e hizo su peor canallada: acusó a sus propios vigilantes de casilla de haberse vendido… ¿nombres?, ¿cuánto? Nada: lo convirtió en dogma de fe: hubo fraude y a callar.
Nadie sabe de qué vive y vive bien, recorre el país con comitiva, paga caras colegiaturas de sus hijos. Sí, lo detesto. Pero hay quienes tienen el mapa al revés.
*Para no ser un Sealtiel Alatriste, Liópez fue acuñado por Gil Gamez: Líopez.
Novedad: Agápi mu (Amor mío) en eBook: http://www.amazon.com/dp/B007LX0TPU
www.luisgonzalezdealba.com"
¿Así o más claro?