SCHADENFREUDE- (PARTE 1)


SCHADENFREUDE- (PARTE 1)

-“Ahí te encargo México”

Las rosas amarillas estaban al lado de la cama. Su significado, solo ella  y esa talentosa pluma lo sabían. Esa fue su despedida. Germán estaba ya cansado, pero no quiso irse sin su última petición.-


Miro a Josefina moverse libre, llenando el auditorio, se sabe en casa. Ha sido su casa desde hace muchos años. Fue la primera de las 13 mujeres que hace varios años hicieron suyo el código Rotario. “Dar de sí, antes de pensar en sí”.
 Está en casa, y sin embargo, le han pedido que no haga proselitismo, que no hable de su propuesta. Este no es un foro  político.



“No crean que no me muero por decirles, no crean que no me muero por contarles… pero estoy en casa y conozco las reglas…”
Josefina se veía soberbia, grande, segura. Dejó el atril atrás. Paso firme, enfatizando  el tono de sus palabras. Veo escuela y control absoluto de la audiencia. Josefina sabe lo que hace. Habla fluidamente de sus sueños, de su vida como la iniciadora del mundo femenino en el universo Rotario. Confieso que no lo sabía. Este mundo paralelo me abraza en su totalidad. No puedo evitar sonreír.  Es una mujer extremadamente inteligente, enfoca su ponencia al lema  que será bandera rotaria a nivel mundial, el próximo año: “La Paz a través del servicio”.
No rompe las reglas, pero transmite su mensaje de manera inequívoca, no lee ningún papel, no nos habla de su proyecto  o su plan de gobierno, pero se las ingenia para ubicarnos en su lucha, en identificarnos con ella. La rueda rotaria, a final de cuentas, la rige, y eso pesa. Todos allí conocemos su significado, no cualquiera llega allí. Se trata de un código de ética que no cuadra con el universo político que conocemos en México.
 Josefina nos habla de un Dehesa en su lecho de muerte, de las rosas amarillas, de los limones de Colima. La observo y recuerdo al Dr. Cruz orgulloso describiéndola como su brillante alumna.
 Entonces, apolítico como siempre fui, no tenía idea de quién diantres era Josefina, hoy tengo la certeza que la quiero de Presidente. Vista así, de cerca, sin medios, directamente, asombra, domina, modula. Proyecta una  simpatía curiosa, que no había percibido anteriormente.  Nos  habla de la paz, la paz que en un México violento, escasea y que hoy es necesario revivir en calma, en amor, en inteligencia.
Josefina nos platica un poco de su infancia, nos hace reír con la respuesta que da cuando le preguntan los aromas que evocan su infancia, subida a ese galón de pintura para alcanzar el mostrador de la tienda de su padre. Aprendiendo, desde pequeña el mérito y el valor del esfuerzo y el trabajo.
"“No es feliz quien más tiene, sino el que más da”. La fuerza de quien deja de ser  un habitante y se convierte en un ciudadano, en un constructor de la paz. Es momento de amar a México de la mejor manera, y al hablar de  la paz, del México violentado, el México de dolor y de rezago, me preguntaron si tendría el valor de hacer lo necesario desde mi trinchera, a lo que contesto:
¡Ay de aquel que se atreva a tocar a nuestros hijos!
A México ya no hay que pedirle nada, yo creo que a México hoy, hay que darle todo, es tiempo de coincidir.
Como me dijo Germán, les digo yo hoy, ahí les encargo México."
Sonrío. Josefina agradece y se despide. Se va discretamente, tras bambalinas, sin acarreados o falsos vitores, sin banderitas, pero un rabioso y convencido aplauso de los más prominentes empresarios a nivel nacional.
Piensa de nuevo en la “Prueba Cuadruple”. Rebotan las palabras de Josefina en la cabeza, ¿qué sucedería si todos los mexicanos, nos guiaramos por esos simples conceptos? Sin duda, cambiaríamos el mundo.


¡Definitivamente, quiero a una rotaria como Presidente!
(Esta crónica queda en continuará, debo platicarles que al día siguiente fue el turno de AMLO en este mismo foro…)

Hasta el próximo encuentro, en el proceso del cambio, como siempre, en el quizás…