Sueños en el aire


Corro la cortina y la habitación queda en penumbras, sin más iluminación que el tenue brillo de la pantalla de un pequeño monitor. Una luz apenas perceptible, perdida entre un mundo de oscuridad, cual fiel imagen de un mundo devastado, flotando entre el olor a humedad y humo de cigarro, un halo de luz como última esperanza de la que asoma una puerta tridimensional a un universo paralelo… la entrada al país de las maravillas, donde por más que corras no llegas a ningún lado.
Un paraíso virtual colmado de paisajes hermosos, colores y formas imposibles, donde todo puede suceder. Todo es cuestión de seguir a la hermosa conejita blanca.

Semanas interminables la seguí, a veces de día sorteando enigmas y enemigos, a veces en medio de la oscuridad, sin más luz que el brillo de las estrellas, otras más veces en sueños soportando el cruel dolor del crudo despertar que día a día amenazaba con derrumbar los castillos edificados.
Una fresca mañana de abril por fin la alcancé, en ese momento el cielo se hizo visible en sus lindos ojos, nos encontramos, nos mirábamos, nos creíamos, nos soñábamos. Ambos felices, cuales niños con juguete nuevo, ilusionados ante la posibilidad, un mundo nuevo, nuevas sensaciones, el corazón latiendo nuevamente, mucho que explorar, nos lo merecíamos.

Parecía que por momentos el mundo dejaba de girar, nada importaba en esos instantes, solo nosotros, nuestros sueños y fantasías. Tejiendo nuestra historia letra a letra, la magia del amor se respiraba a cada paso por las veredas escarpadas de aquel bello bosque virtual, caminos rodeados de pinos y oyameles de exuberante aroma en aquel bosque lejano y oculto en el tiempo.
Todo completo para nosotros dos….
Y de pronto sombras.

La distancia, enemigo cruel y silencioso, inesperado, fatal. Grandísimo error entrar al jardín de la reina de corazones, la ogra me hirió de la forma más infame, me dio donde más me dolía. Logró alejarte de mí, me desgarró el corazón, de pronto todo lo vivido, todo lo soñado, en un abrir y cerrar de ojos se vislumbra en completa oscuridad, en minutos de ser un dulce sueño, se convierte en pesadilla, de ser dueño de un todo, a ser dueño de nada.
¿Qué fui para ti en realidad? ¿Una idea? ¿Un cúmulo de letras muertas? Un recuerdo de… ¿Nada?
Por qué para mi fuiste algo tan vivo que podía tocar, sentir, oler, acariciar y vivir.
Mas no todo está perdido, las batallas del corazón no se ganan ni se pierden… solo se viven y su recuerdo queda indeleble para siempre, como tatuaje al lado del corazón, como una herida sangrante que nunca terminará de sanar .Nunca hay un ganador, extraño, casi siempre gana más quien más amó….
Éramos tan perfectos. Lo fuimos.
¿Que nos pasó? Éramos imaginarios.
¿Nos desvanecimos?
                                                                                                                                        ....  El inmortal