¡Vaya! ¡Por fin la has soltado!


Al final de las eras, en un pequeño escondite, se guarda, silente, pequeña y luminosa, como en su nacimiento.
Es libre, es pura y vuela ágil entre los mares, encuentra psiques, sueños y habita frustrada en las mentes cerradas... 

¡Ah! pero quien la deja libre... a los osados o irreverentes que la sueltan, en el caos absoluto, los ilumina, les da sentido, humor, consistencia y apego: permanece en el tiempo y difumina esperas.
A los amantes acerca, a los luchadores inspira, a lo sufrientes conforta y al mundo encamina.
Al rebelde sin mesura, al avorazado que le encuentra y le venera, a aquel que no respeta estructuras y en su libertad  permite que su luz le guíe, a ese... le llaman artista...